La informalidad que tradicionalmente se ha percibido en los diferentes sectores productivos al interior de las microempresas de los países latinoamericanos como el nuestro, ha sido en los últimos años, una constante en crecimiento, paradójicamente, el sector productivo albergado en las PYMES se convierten Como lo indica le Banco Mundial, en el tipo de empresas con mayor presencia en el medio, aportando una gran proporción del PIB del territorio nacional como lo muestran las cifras, las cuales indican que el 38,7% del PIB Colombiano es aportado por este tipo de empresas. Dicha informalidad se puede percibir generalmente en todas las instancias de la empresa, desde la falta de constitución legal de la misma, la evasión de las obligaciones laborales (seguridad social, pensión, etc), la hasta en los procesos productivos que allí se implementan (requisitos fitosanitarios, entre otros), los cuales en su gran mayoría carecen de estandarización de los procesos y la implementación de estrategias de trazabilidad en la elaboración de sus productos finales, que garanticen una optima calidad de sus productos, y con ello eleven su productividad y competitividad.
Esta situación, genera una seria dificultad a estas microempresas para insertarse efectivamente en mercados regionales y nacionales; al igual que el acceso al mejoramiento de procesos internos, que les permita reducir la brecha existente competitivamente entre las empresas ubicadas cerca a la capital del Departamento y las más apartadas, situación presentada por diferentes causas, tales como: falta de financiación, ausencia de acompañamiento técnico, falencia en la infraestructura productiva adecuada en las subregiones, dificultades logísticas, bajos niveles de asociatividad, acceso restringidos a mercados de consumo masivo, altos costos de transacción en la cadena de distribución, entre otros aspectos. Por ello, se percibe la sentida necesidad de aunar esfuerzos, desarrollar estrategias y programas NO ASISTENCIALISTAS, que ayuden a reducir esta problemática en el Departamento y permitan surgir iniciativas emprendedoras y fortalecer aquellas ya existentes.
Es por ello que en los últimos años, se ha percibido un notable interés por parte de los gobiernos Departamentales, en promover la generación de valor agregado, a través de estrategias para el desarrollo económico local como esta, en los productos o servicios desarrollados al interior de las empresas que residen dentro de su área de influencia, para superar la situación mencionada anteriormente y que a su vez se conviertan en motor del aumento de la productividad de su territorio, apuestas generadoras de empleo, lo que conllevará a elevar el ingreso per cápita y la calidad de vida de la población. De allí, nació en el año 2005 el programa Antójate de Antioquia, como una estrategia para apoyar el desarrollo y proyección de las microempresas ubicadas en los 125 municipios del Departamento.
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