El trámite para la expedición de la Licencia Federal de Conductor era lento e ineficiente. Los usuarios tenían una alta percepción de corrupción, además de que padecían tiempos de espera considerables para la obtención de su licencia. El trámite se caracterizaba por la duplicidad de requisitos durante sus diversas fases. Estas características fomentaban la proliferación de “gestores” que, aprovechando la situación, ofrecían a los ciudadanos la agilización del trámite mediante el pago de dávidas o cuotas no autorizadas, incrementando los costos en la obtención de la licencia y fomentando la corrupción. De lo anterior, no es de sorprender, que el trámite obtuviera 29 menciones en la “Convocatoria Ciudadana para identificar el Trámite Más Inútil”, desarrollada por el Gobierno Federal de México en 2008.
Básicamente, se contaba con una normatividad desactualizada, que no permitía implementar cambios sustantivos en la gestión del trámite. Se carecía también de sistemas de información que agregaran control y coordinación entre las diversas áreas participantes en la gestión del trámite, y existía una diversidad de requisitos no establecidos en la normatividad aplicable, que eran solicitados de forma discrecional a nivel nacional donde se tenía contacto con el ciudadano; lo que incrementaba los espacios para la corrupción. La falta de capacidad de atención a los usuarios derivaba en prolongados tiempos de gestión del trámite; así como en el incremento en costos asociados al trámite y en la disminución de la satisfacción del ciudadano.
Por otra parte el “Examen Psicofísico Integral”, requisito indispensable para la expedición y renovación de Licencias Federales, era un trámite totalmente separado para la obtención de la Licencia; lo que duplicaba los requisitos. Adicionalmente, cada Centro SCT determinaba sus propios estándares de atención; no se contaba con una imagen institucional y, mucho menos, encuestas de satisfacción; y tampoco existía información sobre el trámite, requisitos, horarios, costos, lugares, etc.
En suma, la obtención de la licencia federal de conductor no se daba en forma eficiente, dando como resultado que los conductores trabajaban con licencia vencida o sin la misma.
Se estima que en el año 2003 existían 417,866 licencias expedidas a nivel nacional. Alrededor del 66.2% se encontraban vigentes y el 33.8% restante presentaban alguna irregularidad.
En 2006, el Instituto Mexicano del Transporte (IMT) realizó estudio de campo para identificar si los conductores que operaban vehículos de autotransporte federal portaban la Licencia Federal de Conductor, obteniendo los siguientes resultados:
Muestra: 50 533 vehículos
El 80.5% de los conductores que manejaban vehículos con placas de autotransporte federal portaban licencia federal de conducir.
De este 80.5%, el 33.5% correspondían a licencias federales que contaban con irregularidades, ya sea que estaban vencidas de su período de vigencia de diez años, o que no habían sido refrendadas.
El 19.5% de los conductores que manejaban vehículos con placas de autotransporte federal NO portaban licencia federal de conducir.
Los motivos más comunes de no contar con licencia fueron: olvido, robo, no haber tramitado la licencia, infracción, extravío, no considerarla necesaria o considerar demasiado difícil el trámite correspondiente.
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